Les voy a contar lo que uno va mirando desde que salí de mi casa en Montevideo, hasta que tomé la Ruta 1 en dirección a Colonial.
Me gustaría que algunos Diputados, Senadores, Ministros y hasta el propio Presidente de la República, estuviera sentado aquí en el móvil del semanario El Bocón, a mi lado, para poder ir viendo juntos y comentando lo que seguramente a ellos les sorprendería.
Se ve directamente como nunca, la gran necesidad de trabajo que tiene la gente, veo gente durmiendo en los canteros de Av. Italia, entre Comercio y José Batlle y Ordóñez, ex Propios, en forma realmente multitudinaria, pude contar 11 personas que no tienen casa, que lógicamente están en situación de calle, que arman una especie de carpa con telas y lonas y allí es donde viven.
Durante el día acomodan sus pocas pertenencias y las dejan contra un árbol para salir a buscar la posibilidad de un alimento e incluso de higienizarse, es otro mundo totalmente distinto al que vivimos la mayoría de los uruguayos.
Por ejemplo, me decía un señor que está en esa situación, que ellos ya tienen los lugares en donde pueden ir a un baño y van rotando para no molestar, como por ejemplo los baños de una estación de servicios, que se encuentra en esa zona, donde hay un Encargado que va por la tarde que le permite ir a hacer sus necesidades, aprovechando además a lavarse partes de su cuerpo. No va por la mañana porque el Encargado de ese horario los corre inmediatamente del lugar.
Pero después que uno dobla desde Av. Italia, tomando José Batlle y Ordóñez hacia el norte y luego de pasar 8 de Octubre, empieza a encontrar distintos puestos para lavar autos en la calle.
Pude contar desde 8 de Octubre hasta la Av. Garzón, 28 lugares en donde lavan autos, camionetas y hasta algunos que están especializados en lavar taxis.
Esto se hace en la calle, no hay ningún local por supuesto y pude saber que la gran mayoría de ellos están colgados de la luz del alumbrado público y también del agua que utilizan en ese lugar.
No es para castigarlos, porque son gente honrada que no tiene trabajo, que se ha cansado de dejar curriculums por todos lados a ver si alguien lo llama para trabajar y al no conseguirlo, toman la iniciativa, casi siempre con algún amigo o algún familiar, de poner un lugar para lavar autos en la calle.
Como les dije al principio, me encantaría recorrer simplemente esta zona, que demoraríamos unos 40 minutos, para que Legisladores y Gobernantes puedan absorber una realidad que no la ven, porque viven en una verdadera burbuja, construida y financiada por el pueblo uruguayo, que se llama Palacio Legislativo y su Anexo, es tan contradictorio entrar al Palacio Legislativo o al Anexo del mismo y ver el lujo desmedido que allí hay, con esta realidad que les estoy narrando, la cual golpea en los más profundos sentimientos de cualquier persona que los tenga.
Esto que les narro es una verdadera postal de la realidad de cientos de miles de uruguayos, que lo que reclaman con mayor insistencia es un simple trabajo que les pueda redituar un salario digno que les permita vivir precisamente en forma digna.
Sin embargo, el sistema político profesional no tiene ese gran objetivo de la ceración de fuentes de trabajo, porque su primer preocupación es poder pagar todos los meses del año su presupuesto. Como además los números de entradas y salidas del Uruguay es deficitario, quiere decir que tenemos muchas más salidas que entradas, los políticos siempre han estado preocupados por aumentar los ingresos que tienen como Gobierno.
Para eso, cuentan con pocas herramientas válidas y para mi totalmente equivocadas, ellos dicen “vamos a aumentar impuestos”, lo que sería una lógica matemática, si subo las tarifas públicas, como la energía eléctrica o la OSE, ANTEL y los combustibles, sin dudas que la recaudación del Ministerio de Economía y del Banco Central aumentará, también puedo pedir plata prestada a los organismos internacionales piensan y lo hacen sin ningún tipo de pruritos, hipotecando no solo las riquezas naturales del Uruguay, sino también condenando a nuevas generaciones que en el futuro deberán ser los que van a cumplir con los pagos de esos créditos internacionales.
También venden bonos y letras del tesoro, que no es otra cosa que pedir plata prestada a empresas particulares, que invierten en la compra de esas letras, porque saben que tarde o temprano las van a cobrar y porque cobran intereses importantes.
Pero el sistema político jamás aplica otra lógica como es bajar el altísimo costo del Estado en la que ellos mismos con sus lujos, sus privilegios y sus altísimos salarios y sus partidas y gastos de representación muchas veces delictivos, inflan el presupuesto estatal.
Durante décadas han usado el Estado como un trampolín político, otorgando y presupuestando funcionarios para pagar los favores políticos que los llevaron a ocupar precisamente esos cargos.
Mientras no se pueda romper con ese círculo vicioso, lamentablemente el Uruguay está condenado a la pobreza, al trabajo zafral, al desempleo, a la muerte civil y hasta el peor de los desarraigos, que es la inmigración.