¡DESDE SALTO! 

Por Dr. Gabriel Cartagena Sanguinetti.-

Abogado.

Vida

Asp. Doc. G1 en Informática Jurídica I y II en UDELAR.

Miembro de Instituto de Derecho Informático de la UDELAR y Responsable de la campaña ciudadana #Misdatossoyyo de RED EDI para el Norte del Uruguay.

Cuando Pedro Rodríguez me invitó a realizar estas líneas, me sentí agradecido a El Bocón y también es una gran responsabilidad de escribir sobre un tema de actualidad, donde debemos tener conducta adecuada desde el primer momento que utilizamos las Redes Sociales y esta debe ser la guía.

Las Redes sociales han tenido un desarrollo fundamental en los últimos años, pero no podemos desconocer que son parte de nuestra vida cotidiana, hay un estudio de encuestas que refieren a que el 90% de los jóvenes utilizan redes sociales, un 82 % a nivel universitario y un 60 % a nivel de secundaria, igual en los últimos meses debido al contacto docente en secundaria podemos decir que es mayor el % de utilización de redes sociales, también vemos a muchos gobernantes a nivel nacional o local utilizándolas, notamos que muchas citas de ellos son a través de Twitter o alguna otra red social donde se manifiestan y expresan, siendo tomado por las empresas de noticias a nivel nacional.

Este es un gran tema, expresarnos, y sobre todo hacerlo a través de nuestros perfiles en las redes sociales, sea Facebook o Instagram y otras redes; esto debe estar protegido porque garantiza nuestra libertad de expresión; la cuestión se complica cuando las personas utilizan nombres falsos o perfiles “truchos” como habitualmente se expresan; entonces aquellas buenas prácticas o conductas llamadas netiquetas se ven afectadas y vamos directo a nuestro ordenamiento penal a resolver las situaciones.

DIFAMACIONES EN REDES SOCIALES

Es así, que cuando las personas utilizan las redes sociales manifestando mentiras, afectando la rectitud o decoro,  engaños o directamente “escrachando” a otras personas sin fundamentos, y en muchos casos utilizan opiniones de otros sin saber muchas veces si realmente ha sucedido un hecho o acto delictivo cometido por la víctima, entonces, entramos en la defensa de un bien jurídico que nuestro ordenamiento penal ha protegido como es la “Dignidad”.

Es así que muchas veces, también, afectan el propio Derecho a la Vida, el cual entra a valorarse por las actuaciones que realizan estas personas sin escrúpulos; y ustedes dirán ¿por qué?

Es así, esos escraches o mentiras que se publican sobre las personas afectan su dignidad, decoro, pero también en algunos casos la vida y otros derechos fundamentales comprendidos en esa protección que gozamos los ciudadanos.

 

NO EXISTEN NUEVOS DELITOS… SE APLICA EL CÓDIGO PENAL DE 1934

En relación a lo antes mencionado, debemos saber que no existen nuevos delitos, esta es nuestra posición en el Manual de Derecho Informático II (FCU) que expresamos algunos conceptos sobre esta materia, sino que el bien jurídico protegido es el mismo desde hace años, y debemos recurrir a nuestro Código Penal de 1934, donde se protege la vida, dignidad, la propiedad, etc.; los delitos realizados a través de medios informáticos tienen dos características principales, el dinamismo y la internacionalización de los mismos, es lo que los diferencia de otros.

En Uruguay no tenemos un capítulo especial en el Código Penal aún, sobre estos delitos y debemos recurrir a él que es de 1934, donde encontramos los arts. 333 y 334 que refieren a la “Difamación e injurias” y es a través de estos tipos penales que podemos protegernos, lo recomendable es realizar denuncia ante la Policía o Fiscalías buscando un adecuado asesoramiento legal, más en estos tiempos difíciles donde la pandemia ha llevado a que pasemos más tiempo dedicado a nuestra conectividad y utilización de redes sociales; donde los delitos en esta modalidad han aumentado pero también su resolución según datos del Ministerio del Interior.

CIUDADANÍA DIGITAL… ¿LOS NIÑOS DESDE LOS 6 AÑOS SON RESPONSABLES?

A través de las investigaciones, muchas veces se llega al origen o responsable de estas difamaciones; ahora el concepto de ciudadanía digital aparece como un gran tema a desarrollar en el próximo artículo para que todos podamos entenderlo mejor.

Ya que nuestros niños desde los 6 años de edad, se han convertido en ciudadanos digitales, más allá que nos guste o no; es un dato de la realidad, hay que saber que ellos están mucho tiempo con su computadora o celular teniendo un acceso libre a internet, más allá de un control parental de 4 dígitos que muchas veces es insuficiente.

Donde en la red de redes, podemos acceder a todo tipo de información y donde esos niños pueden ser víctimas o en algún caso responsables de estas actividades, lo cual, como Docente, pero como padre, me preocupa; y como adelanto surge el tema del control a nuestros hijos, más cuando son menores de edad; ya que los padres somos responsables de ellos y debemos ejercer la patria potestad según establece nuestro Derecho de familia.

La responsabilidad de los padres sobre sus hijos menores no cambia porque nuestros hijos utilicen redes sociales o ingresen a internet, porque utilizan medios tecnológicos avanzados, debe guiarse, acompañarse, y educarlos en ese sentido, siendo tareas de todos.

CONDENAR A QUIENES AFECTAN EL DECORO O RECTITUD

Ahora en los hechos delictivos perpetrados por ciudadanos digitales mayores de 18 años, podemos denunciarlos para que este tipo de difamaciones no sigan siendo moneda corriente, y las autoridades puedan resolver este tipo delictivo.

Sobre todo cuando se realizan a través de las redes sociales, grupos de venta en las mismas, ya que la difusión es alta y sobre todo se van agregando comentarios y cada perfil que participa va ampliando el alcance de esa difamación, no es una tarea sencilla pero debe existir un control a esta nueva modalidad delictiva que circula en Redes, sean menores o mayores de edad, siempre debemos encontrar el responsable para disfrutar de una mejor Democracia, con las netiquetas o normas de buena conducta que nos debe guiar a todos en este nuevo entorno digital, donde somos parte de él, nos guste o no.