Por Jorge Bonica Sierra.-
Lo de Salto Grande siempre ocurre, no es algo nuevo ni especial.
Ocurre lo mismo en todos y cada uno de los organismos públicos.
Solo cambian los nombres, cargos y cifras.
Ernesto Talvi lo visualizó en Salto Grande, CARU y Río de la plata.
También en todas las embajadas y consulados.
Cuando dijo la frase mágica “Voy a terminar con la diplomacia del cocktail”, a las 24 horas fue prácticamente expulsado del Ministerio de RR.EE por el Presidente Lacalle Pou.
Los 30 acomodados de Albisu, en acuerdo con el Senador Coutinho, aportan a sus partidos parte de sus voluminosos sueldos.
Los embajadores ganan 20.000 dólares por mes, y aportan a su partido.
Nombran a sus amigos sin estudios y con antecedentes de condena por contrabando como ministros en las 53 embajadas con salarios de 18.000 dólares, que también aportan a su partido o sector.
La respuesta a la pregunta, si es clientelismo o corrupción es esta…
Se trata de una red de corrupción liderada por el presidente Lacalle Pou, que anteriormente fue liderada por Sanguinetti, Lacalle, Batlle, Vázquez y Mujica.
Asociación para Delinquir se le llama en el Código Penal Uruguayo.