TATA envió a 45 trabajadores al seguro en las últimas semanas, en diferentes sucursales, por cuatro meses en principio,
y se suman a un total de 87 que ya había enviado hace 14 meses, de los cuales la mayoría no retornó a trabajar, y los que volvieron lo hicieron con menos carga horaria, por consiguiente con una significativa baja de sus salarios.

Se les ofrece volver con menos horas, los que no aceptan van teniendo prórroga en el seguro, hasta que son despedidos.
Afecta especialmente a las sucursales del litoral, a las que se han sumado las de Young, Rosario y Juan Lacaze.
Estos datos fueron aportados por el representante de FUECYS en Soriano Luis Arijón, que viene haciendo un seguimiento a la situación.
En Tiendas Montevideo, el panorama es más o menos el mismo, porque están haciendo recortes.

Se ha despedido a trabajadoras con varios años de antigüedad, contratando nuevas por un tiempo que se va extendiendo hasta 18 meses y eso hace que no generen antigüedad.

Vida

Creando incertidumbre laboral y obviamente precarización por el tiempo de contrato que le hacen.
Al despedir a las empleadas, la empresa esgrime como motivo, la crisis que se esta vivienda en la región, debido al cruce de frontera a la argentina por la diferencia cambiaria.
El poco personal que va quedando en las sucursales, está con esa incertidumbre de cuando le “tocara” el seguro o el despido. Además, se suman otras situaciones, les ponen hora para prender la calefacción en salones grandes y las trabajadoras pasan frío hasta las 10 de la mañana, que son autorizadas a prender los aires.

Los clientes se quejan.

Se suma la presión constante hacia los trabajadores, que son vigilados mediante un sistema de cámaras centralizado, en zonas donde las empresas pasan las faltas a los superiores, y desde allí a los supervisores, que deben llamar la atención a los funcionarios que no deben moverse libremente y controlan hasta cuanto tiempo están parados en determinado lugar.

Se han dado casos de llamados de atención porque una trabajadora sale a buscar una botella de agua, y cosas así, lo que provoca una presión permanente rayando con el acoso.
Ni hablar de si alguien intenta formalizar un gremio. No son capaces de sentarse a una mesa a dialogar estas situaciones, que redundan en un pésimo clima laboral.

Se genera una situación de miedo, nadie se anima a reclamar nada por temor a perder el trabajo.
Otro ejemplo, si un cliente con una niña pide para ir al baño, y la encargada le permite, después es reprendida, queda todo en las cámaras.
Hay poco personal, y el trabajo se acumula para el mismo.

Es hasta una falta de respeto a los clientes, sobre los cuales también recae toda esta situación.
Es solo una muestra de cómo puede llegar a ser el ambiente laboral en estas cadenas nacionales, donde se viene dando un desfiladero de personal por el tipo de contrato que les hacen llenar y la necesidad de trabajo existente.

Desde El Bocón hemos denunciado estas situaciones, donde no vemos a los sindicatos preocupados, y hasta hemos recibido amenazas graves, como las que no hiciera alguien en su llamada telefónica…

“Te vamos a prender fuego la camioneta contigo adentro, si seguís jodiendo con Tiendas Montevideo” nos dijo un hombre muy enojado.

Nuestra respuesta fue hasta graciosa, y aún no sé cómo se me ocurrió decirle…

“No te preocupes, tengo seguro contra incendios de la camioneta y un seguro de vida a favor de mi señora”, sin palabras.

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