Nuestro semanario ha sido protagonista de cada una de las investigaciones periodísticas de casos de escándalos de este gobierno multicolor.
Cuando hicimos público que Lacalle Pou había nombrado a un amigo, que no tenía las condiciones, ni los estudios, para ser el Ministro Consejero de la Embajada de Uruguay en Argentina.
Que ese señor, solo tenía como condición ser amigo del presidente, pero además, como si fuera un chiste, lo nombraba ministro de comercio, teniendo una condena sobre sus hombros por contrabando, muchos se sorprendieron.
Cuando publicamos la ficha con los antecedentes penales de Reyes, saltó en los medios el Ministro del Interior Luis Alberto Heber, señalando que la ficha era trucha.
Al día siguiente, el ministro Francisco Bustillo, señaló que era verdadera la ficha.
¿Por qué Heber negaba la ficha?
Porque ese es el modus operandi de este gobierno. Negar, esconder, mentir, perder los celulares.
Con el caso de Alejandro Astesiano, ocurrió lo mismo.
Le entregamos a Lacalle Pou pocos días antes de asumir, la ficha con los antecedentes penales de Astesiano.
La miró y la guardó en un cajón de su escritorio en el búnker de Avenida Artigas, una semana antes de asumir la presidencia. Cuando Astesiano fue detenido, hizo una conferencia de prensa, diciendo que estaba tan sorprendido como nosotros. Mentira, ocultamiento, falsedad, esconder la ficha que le dimos.
De nuevo el modus operandi.
Con Gustavo Penadés ocurrió de nuevo.
En 2014 en la puerta del Hotel Conrad de Punta del Este ocurrió un gravísimo incidente que tuvo de protagonista a Gustavo Penadés.
Acosó sexualmente a un funcionario policial, le manoseó las partes, le ofreció dinero por sexo oral.
Se lo dije personalmente a Luis en tiempo real esa noche misma, ya que estuve en el lugar cuando Penadés se encerró en su auto frente al famoso hotel, y ante la solicitud de varios policías, gritaba… “Soy Senador, nadie me toca”, y no se movía de su vehículo.
Heber (de nuevo Heber) orquestó la forma de solucionarle el lío a Penadés.
Habló con el Senador Sanabria, que era un poderoso hombre de Maldonado, que tenía amistad con el jefe de policía y bajaron la denuncia del funcionario de la seccional décima de Punta del Este.
Mentiras, influencias, amiguismo, de nuevo el mismo modus operandi.
Ahora, cuando Penadés fue denunciado por Romina Celeste, nuevamente apareció Luis Alberto Heber en escena.
Dijo que Romina Celeste lo había difamado a Penadés, que ahora tendrá que ir a la justicia a probar lo que dijo.
Siempre la chicana, la mentira, el abuso de poder.
De nuevo el mismo modus operandi.
Y para el final, el caso del pasaporte de Marset.
Aparece en escena el ex ministro Bustillo, un mentiroso patológico, el de las milanesas de 12.000 pesos cada una, el que le pidió a Carolina Ache que pierda el celular, el que mintió en el parlamento diciendo que Marset era uno de los tantos jugadores de fútbol uruguayos que andaban por el mundo.
Que no sabían que era un narcotraficante, cuando el subsecretario del ministerio del interior había alertado a Carolina Ache y estaban en conocimiento.
La participación especial en esta película de corrupción del asesor presidencial Lafluf. El que citó en nombre del presidente a los dos subsecretarios, que destruyó un expediente, que asesoró a ambos como mentir en la fiscalía.
El presidente Lacalle vuelve a mentir descaradamente diciendo que pidió la reunión, pero solo pasó a saludar. No se lo cree nadie.
Destrucción de pruebas, mentiras, engaños, reuniones secretas, entrada por el garaje para que la prensa no los vea.
El mismo modus operandi.
Son una banda que utiliza los mecanismos mafiosos ya conocidos por todos.