Punto por punto. Letra por letra. Acto por acto y gesto por gesto, Cabildo Abierto ayer leyó fuerte y claro, sin actualización ni maquillaje alguno el párrafo de prefacio del manual básico de táctica y estrategia de todo golpismo cívico-militar: atacar frontal y directamente el corazón mismo de la Institucionalidad para desestabilizarla, dividir y al mismo tiempo, marcar perfil político orinándose explícito y brutal en la legalidad y legitimidad misma al exigir, al pie de la Torre Ejecutiva, en histriónica puesta en escena para prensa y medios la destitución – “destitución”; si, ni “renuncia”, “critica” o “cuestionamiento”. Lisa y llana “destitución” – del Fiscal de Corte y Procurador General de la Nación de la República Oriental del Uruguay, Dr. Jorge Díaz. Para ello, con excusa en la Investigación Administrativa ordenada por Díaz a la Fiscal actuante frente al posterior archivo del cabaretesco incidente de tráfico de influencias, becarías, amantes vengativas y corruptelas varias que embadurnó al Intendente Carlos Moreira y la edila María José García, reeditaron calculadamente el mismo procedimiento – veremos si con los mismos resultados – de aquel nefasto Febrero de 1973 cuando, ante el nombramiento de un Ministro de Defensa que no gustó al ala dura militarista, esta pasó a exigirle al Presidente Juan María Bordaberry sin más y por lo claro, con acuartelamiento general mediante, bayoneta calada y movimiento de tropas, la remoción inmediata del nombramiento Ejecutivo. De más está decir que el infortunado Gral. Antonio Francese – el Ministro en cuestión – presentó su renuncia menos de 48 horas después de su asunción. En el apuro, de alguna manera se las arregló para soltar una frase para la historia: “Sr. Presidente, usted tiene el apoyo de su esposa y de sus ocho hijos. Yo sólo tengo este librito (mostrando la Constitución de la República); después, no tengo nada…”. Y era verdad. Francese tenía razón. No tenía nada. Tan “nada”, tan “solo” que apenas 4 meses después, la noche del 27 de Junio, esa democracia fantasmagórica que entre otras cosas aceptó y saludó a militares deponiendo Ministros, terminó su agonía a sablazos. El “librito” reposó sumariamente junto al inodoro de cada casino de oficiales por 11 años. Ayer, entre “nuevas normalidades”;  hipocresías, alguna que otra mentira y el glamour porteño; promesas de patear puertas y el retroceso económico con impacto social ya presente más doloroso desde 2002; los militares y su partido de esposas e hijos, alcahuetes varios, clientes y proveedores y fascistaje suelto de closet pegó su primer golpazo serio en la mesa. Y lo dio en la cara misma del primer y principal garante del Estado de Derecho y la República, encarnación y representación material del ser y el deber ser del Estado Republicano. Se lo dio a Luis Lacalle Pou en persona, quien supuestamente, como Doctor en Derecho y Ciencias Sociales antes que Presidente de la República seguramente entenderá sin necesidad que se la expliquen la dimensión absolutamente inaceptable tanto en forma y fondo del planteo “cabildante”. El planteo de un “socio multicolor” que siempre tuvo, tiene y tendrá agenda propia donde la Democracia, la Ley, la Justicia, el Derecho y la Institucionalidad que ampara y garantiza vida, bienes y libertades de quienes no compartan su visión atrofiada del mundo, no tiene ni tendrá lugar a menos que sea instrumentalmente sometida – o “desaparecida” – frente a ese mundo en verde oliva de “putos pero inteligentes”, “comunistas de mierda”, “resentiditos” y bayonetas resolviendo cualquier inoportuno problema de ingeniería social que tenga a bien surgir en cuanto a la observancia absoluta de los puntos anteriores. Para quienes precisen elementos para el análisis en largo; es justamente en estas cosas donde termina el espantoso camino de esa bola de nieve que los actores políticos uruguayos echaron a andar a partir de la judicialización de la política. Para quienes busquen la perspectiva estricta y legalista; el planteo de Cabildo Abierto además de completamente absurdo y desubicado, por tono, formalidad y circunstancia; ya roza lo subversivo. Y para quienes necesiten de lo político; Cabildo Abierto acabó de apropiarse totalmente de la iniciativa y el momento político, colocando compulsivamente a todo el sistema frente  al compromiso sin alternativas de la negativa y el repudio inmediato o la expresa complicidad material en el primer precedente, el primer mojón de un espantoso camino que solo lleva a la degradación sin retorno del sistema democrático uruguayo. La bancada cabildante ayer ejecutó su primer movimiento de verdadero pulso; de verdadera demostración de fuerza hacia adentro de la coalición, y en función de lo que obtenga de la misma, hacia fuera. En este contexto estructural marcado por la imposibilidad blanca – solo 28% de votos propios –  la incertidumbre sangrante de los procesos de ¿renovación? Colorados y la inexpresividad material de Independientes y demás aliados; el juego de Cabildo Abierto vió las grietas, y, desde siempre más enfocado en disputar la hegemonía total del campo de Centro y Derechas, que en la propia defensa del gobierno en el que participa o en la confrontación permanente y directa con la Izquierda; gana siempre. Si gana, gana y si pierde, también. Ayer lanzaron el ataque cuidándose de mover solo sus alfiles parlamentarios capitaneados por el inefable Senador Domenech. Hoy, mañana y pasado; desatada la tormenta, analizadas las repercusiones públicas y privadas, contestadas las llamadas, leídos los WhatsApps y medidos los impactos de trolls y militancias en las redes; llegará puntualmente el turno del teatral movimiento estelar: aparecerá Guido Manini Ríos pronto para el mazazo y explotar inmediatamente la brecha abierta o en su defecto, recalcular y mandar – o negociar – una retirada prolija y ordenada, sin bajas, sin desgaste y tal vez hasta con algún generoso botín.  Todo da igual. Todo sirve. Porque si hoy es Díaz, mañana será Larrañaga, pasado García y después Bustillo. Si hoy es Díaz, mañana será otro cualquier Díaz, algún Pérez, un López o el que aparezca como “objetivo” en el plan maestro cuartelero. Poco importa si es blanco. Tampoco si es colorado, independiente, frenteamplista, el que le regala los atados de acelga a Raffo o el presidente del Tanque Sisley. Señalan, atacan y cae. Y así será. Mejor ir sabiéndolo y mejor tener totalmente claro por si algún desprevenido, malinformado, reverenda mala leche o simplemente imbécil no lo sabe; el Fiscal de Corte es nombrado por un periodo de 10 años (Díaz fue nombrado en 2012) y solo puede ser destituido por mayoría especial (3/5 de la Asamblea General) y no jamás; no nunca; no de manera alguna por decisión personal del Presidente de la República. Señoras y señores, esa es la Ley. Y es nada más y nada menos que la Ley quien mantiene, sostiene y legitima al Dr. Jorge Díaz en su cargo. No Lacalle Pou. No Domenech. No Manini Ríos ni nadie, absolutamente nadie más. Y Cabildo Abierto lo sabe. Claro que lo sabe, pero no le importa.

¿Total? Es solo un librito…