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Juan Luis corrió sin parar por las calles de Maldonado. Nada ni nadie lo detuvo, ni el terrible calor del 6 de enero, ni las dificultades que trajo desde el Barrio Sonia de Rivera.

El público que rodeaba la carrera de San Fernandito, la prueba para niños de la corrida de San Fernando de Punta del Este, lo ovacionó de pie.

Es un niño, tiene 12 años de edad y compitió en la categoría mayor de la prueba junto a adolescentes de 13 y 14 años. En la última etapa de la carrera le sacó varias cuadras de ventaja al que lo seguía.

Antes de llegar a la meta, dos turistas franceses levantaron los brazos y le hicieron reverencias a su paso. Los otros corredores no podían creer lo que veían a su lado. El niño venía descalzo corriendo sobre el ardiente asfalto y mantenía un ritmo increíble.

«Parecía que algo lo impulsaba, que lo llevaba en el aire», dijo su entrenador Javier «Tribi» Mendoza, coordinador general de la Escuelita Pibe Soy, una obra social que atiende a unos 2.000 niños de Rivera y Santa Ana Do Livramento.

Al cruzar la meta, un médico se apuró a revisarle los pies. Felizmente, no había heridas. La sonrisa de satisfacción del niño quedó grabada en los que presenciaron la escena.

Juan Luis acaba de pasar al liceo, tiene cinco hermanos y sueña con aprender el oficio de carpintero. No es maratonista pero hace varios años que juega al fútbol infantil en la categoría 2005 de la Escuelita Pibe Soy.

«Tribi» Mendoza lo invitó a participar de la competencia atlética en Maldonado y él acepto. Cruzaron el país para participar. Cuando faltaba un minuto y medio el niño se quedó atrás del grupo. Cuando le tocó salir le confesó al entrenador que no había traída su calzado deportivo porque estaba muy gastado y le daba vergüenza, según narró Mendoza. Ya no había tiempo para salir a comprar un par de «championes».

«No te preocupes, corré con chinelas. Si llegás último no pasa nada, lo importante es que participaste», le dijo Mendoza.

Cuando llegó al punto de partida se sacó las chancletas y salió sonriendo con el resto de los corredores como si el calor en los pies no lo afectara.

Cuando lo vio, el entrenador se tomó el rostro con las manos y sintió que el corazón se le salía del pecho. Eran las 10:00 de la mañana y el sol calentaba con fuerza el pavimento.

«No puede correr así, se va a achicharrar los pies», pensó Mendoza.

Sin embargo, Juan Luis hizo los dos kilómetros de la prueba a toda velocidad y ganó con luz en su categoría. Lo siguiente fue la gloria. Recibió la medalla correspondiente y el aplauso emocionado de un público sorprendido. Al ver la forma en que corrió, un entrenador de atletismo de élite salió a buscarlo y se ofreció a entrenarlo.

Varias horas después, en el Barrio Sonia de Rivera hubo un recibimiento de campeón para el pequeño atleta. La familia y los amigos salieron a las calles a celebrar la medalla del niño.

Juan Luis Silveira tiene 12 años. Foto: Gentileza Javier Mendoza
Juan Luis Silveira tiene 12 años. Foto: Gentileza Javier Mendoza
Viaje.
La excursión a Maldonado de la Escuelita Pibe Soy había surgido por una gestión de Mendoza ante la Dirección Nacional de Deportes. El entrenador contó a El País que recientemente comenzó a trabajar los fines de semana en zonas carenciadas Maldonado junto a la Fundación A Ganar.

Mendoza jugó al fútbol en el Club Rivera Chico hasta el año 1995 cuando, en una práctica con la selección de Colombia, sufrió una lesión que lo dejó afuera de las canchas. Desde ese momento comenzó a trabajar de manera voluntaria con los niños más pobres de Rivera. Por su Escuelita pasaron jugadores que militan en equipos nacionales e internacionales.

El barrio, los estudios y la escuelita
El niño Juan Luis Silveira tiene 12 años. Terminó la escuela en diciembre y pasó al liceo. Como sus amigos, juega al fútbol en la Escuelita Pibe Soy, sueña con ser carpintero y vive en el Barrio Sonia de la fronteriza ciudad de Rivera. El pasado 6 de enero ganó de punta a punta la corrida atlética San Fernandito de Maldonado en su categoría. Lo hizo sin usar calzado deportivo en un día de mucho calor.

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