El gobierno no apoyó en nada al sector turístico, solo pequeños descuentos, pero nada sustancial.
Este sector fue el más castigado del País por la emergencia sanitaria.
Sin embargo, la ayuda fue mínima y a cuentagotas por parte del gobierno, totalmente insuficiente.
Predominó la frase célebre de la ministra Arbeleche… “Que no se apaguen los motores de la economía”.
Y así, con calidad, el presidente la fue sacando barata, mientras cientos de empresas cerraron sus puertas y nunca volvieron a abrirlas.
Si una capacidad tuvo el presidente Lacalle Pou, fue manejar todo este terrible drama con mucha inteligencia, pero tratando en todo momento de no abrir la canilla de ayudas y subsidios.
Lo hizo en varios rubros, como por ejemplo los traslados escolares, que también se paralizaron durante todo un año, y siguieron pagando casi todos los mismos impuestos y aportes como si nada hubiera pasado.
En el sector gastronómico fue una matanza.
Los hoteles se fundieron, muchos ya venían agobiados y esto fue el toque fatal.
Las Agencias de Viajes fueron menospreciadas por el gobierno, olvidadas totalmente.
Los argentinos son los que vuelcan la balanza del éxito y el fracaso en una temporada turística.
Para los argentinos Uruguay es uno de los países más caros del Mundo.
Les sale muchísimo más barato irse a Miami o Cancún, que ir a Punta del Este.
Todo, absolutamente todo le cuesta a los argentinos el doble o el triple que lo que le sale vacacionar en Argentina.
No pueden pagar con tarjetas porque los afanan en el tipo de cambio.
¿Quién puede llegar?
Solo los propietarios o los que tienen mucho dinero.
Y para colmo de males, los uruguayos tampoco podemos ir, porque nos roban con las tarifas absurdas que ponen para desquitar en 30 días todo lo que se pueda.
Los esfuerzos que está haciendo el Ministerio de Turismo es loable, pero insuficiente por falta de rubros.
Para lograr buen grado de visitantes hay que invertir dinero.
Hay que dar servicios de excelencia.
Y en lugar de recibir al turismo con una sonrisa, lo recibimos con el cuchillo entre los dientes para achurar.
Mientras no se le dé oportunidades a los emprendedores y a los creativos, que no miran el interés personal, sino que miran el interés colectivo, aquí no pasa nada y vamos de mal en peor.
Mientras se disfracen de técnicos expertos y algunos políticos, no hay una salida real a este círculo vicioso.