Por Ubaldo Díaz.-
Sr. Jorge Bonica
De mi mayor consideración.
He esperado bastante. Mucho. Quizá, demasiado.
Esperé a que los políticos menos ladrones y criminales que los que gobernaron el país por tres lustros y a Montevideo por tres décadas, luego de rescatar en parte al país del inevitable aniquilamiento a que conducen los mandones marxistas, iban a aclararle a la población, engañada por un magisterio y universidad copada por el comunismo, algo de lo que verdaderamente sucedió en los años de gobierno militar. Y no digo dictadura, porque dictadura es lo de Fidel, lo de Maduro, lo de Ortega, lo de Stalin o lo de Mao Tse Tung.
Lo que se debe aclarar es la verdadera catadura de algunos que pasaron a la historia cercana como héroes, adalides de la democracia, y que sin embargo estaban seriamente comprometidos con la mafia comunista que, alentados desde la Tricontinental de La Habana, asolara el continente sudamericano.
Cuando por primera vez se habló de la Concertación, algunas figuritas como Amado, se opusieron con este curioso argumento: “Lo único que quieres es sacar al Frente del gobierno”. Un genio Amado. ¿Se dio cuenta solo o se lo soplaron los fantoches del PIT-CNT?
Por supuesto que lo que pretendía la Concertación (y finalmente logró) era sacar al Frente del gobierno. Amado disimuló un poco porque dentro de su por entonces partido, el Partido Colorado, había y creo que todavía hay, una sub-especie que se autodenomina “batllista de izquierda” y se agitaban porque realmente su principal, atesorado propósito no era sacar al Frente del gobierno, sino sacar más votos que los blancos. Misión Imposible, con música de Lalo Schiffrin y todo, dado que el Partido Colorado quedó aniquilado cuando muchas de sus principales figuras engrosaron las filas del Frente Amplio.
Cuando al final se logró la coalición democrática (no me gusta lo de “multicolor”, democrática es más clara y ajustada como definición) Amado y algún otro, se sacaron el disfraz y se mandaron mudar al Frente, donde fueron acomodados generosamente a cambio de servicios prestados
Pero quedaron algunos esqueletos dentro del ropero, especialmente en filas del mayoritario Partido Nacional. Esqueletos que no chasquean sus huesos gracias a la muy defectuosa información que los medios –eternamente minados de simpatizantes de la izquierda – jamás iban a sacar a luz.
LOS MÁRTIRES EPÓNIMOS
¿A quiénes mataron los militares?
Aquí hay varios aspectos interesantes. Los comunistas –tupas o no – que sufrieron a manos del gobierno de facto perdieron el anonimato gracias al “canje” de información que el líder marxista Rodney Arismendi hiciera con los militares. “Ustedes me dejan ir a mi madre patria, la Rusia soviética, y yo les digo donde están los archivos con todos los miembros del Partido Comunista”.
Un mártir, el hombre.
Su valiente actitud pobló de refugiados uruguayos a países como México, Suecia y Australia (ninguno se fue a Cuba, donde tenían la facilidad del idioma).
Pero… sacando las quejumbrosas mentiras de los payasos mediáticos, no hubo demasiadas víctimas de los militares. Si se fijan, incluso los que estuvieron presos por muchos años – aunque menos de lo que merecían – habían caído en manos de la justicia ANTES de la dictadura. Asaltantes, asesinos y terroristas capturados por las Fuerzas Conjuntas, pero en plena democracia. Sin embargo, el panteón de héroes de los frenteamplistas tiene tres nombres señeros: Michelini, Gutiérrez Ruiz y el sobreviviente, Ferreira Aldunate. Zelmar, el Toba y Wilson.
¿Por qué – de entre todo el cardumen opositor – los militares iban a intentar la eliminación con “extremo prejuicio” – como diría James Bond, de esos tres individuos? ¿Por qué no mataron a Jorge Batlle, a Lacalle, a Amílcar Vasconcellos, que los puteaba desde la ventana de su apartamento? ¿Por qué ellos?
Porque esos tres estaban cometiendo TRAICIÓN A LA PATRIA.
LA RATONERA DE POCITOS
Montevideo es una isla. Tiene el mar al sur, el río Santa Lucía y el arroyo Toledo al oeste y al norte y el mismo Toledo, errónea pero definitivamente llamado Carrasco, por el este. La zona oeste es pantanosa, allí donde se desdibuja el curso del Toledo, de modo que, para salir de Montevideo, hay que atravesar puentes. El más rendidor de los métodos usados para atrapar tupas, era simple: cerrar los puentes. Los bloqueos de los puentes, fueron la forma en que cayeron más tupas, y en uno de ellos, el puente de la avenida Millán, sobre el arroyo Miguelete, una noche allá por 1972, cayó el tupamaro más buscado por las Fuerzas Conjuntas.
Su arresto se mantuvo en secreto, para no espantar secuaces, y en su poder se halló un recibo de alquiler. En el mismo se detallaba la adquisición, dos o tres días antes, de un apartamento de la zona de Pocitos. La policía no dijo nada, y discretamente armó una ratonera, para ver qué otros tupamaros caían por allí.
El jefe de las FF.CC., el Gral. Esteban Cristi debía sospechar algo, porque dio a sus subordinados una orden muy curiosa: “A cada uno que caiga, los AMORDAZAN inmediatamente, no lo dejan hablar, lo pasan para el fondo y esperan a que vengan más”.
Cayeron cuatro.
Zelmar Michelini, Wilson Ferreira Aldunate, Héctor Gutiérrez Ruiz, (que se había vuelto inseparable de Wilson) y el espía soviético Vivián Trías. Los tres primeros eran senadores, y dada su entonces vigente inmunidad parlamentaria, fueron AMORDAZADOS para no poder declarar su condición, lo que hubiera hecho ilegal cualquier arresto.
Cuando fue evidente que no caían más bagres en el espinel, el Gral. Cristi llamó al Presidente Bordaberry, se labró un acta, y dada su condición de parlamentarios, fueron puestos en libertad. Incluso se dejó libre al espía soviético.
LOS TRAIDORES PROTEGIDOS
Este episodio no se hizo público.
Pero alguno de los efectivos participantes en el operativo, les pasó el dato a los responsables del semanario “Azul y Blanco”, una publicación que iba más allá del saludable anticomunismo, a una ideología inconfundiblemente hitleriana. Cuando finalmente se estableció el gobierno de facto, los tres legisladores que, sabiendo donde se hallaba el terrorista más buscado, fueron a reunirse con él, en vez de denunciarlo a las autoridades que lo buscaban fervorosamente. Una actitud que solo merece un nombre: TRAICIÓN A LA PATRIA.
Wilson escapó milagrosamente. Pero los militares pusieron como condición innegociable, su inhabilitación a ser candidato en las elecciones posteriores al fin de la dictadura. Recientemente, trascendió el rumor de que el Toba estuvo vinculado a la reducción del botín tupamaro, las famosas libras de Mailhos. Michelini era el único del trío, con afinidad ideológica patente, con los terroristas marxistas.
Vivian Trías, siguió disfrutando del whisky y los cigarros, los “honorarios” del espía más barato de la historia.