Los que tenemos más de 50, debemos entender que el mundo cambió.

Con la llegada de Internet, ya nada es igual a lo que conocimos en nuestras juventudes y adolescencias.

Las comunicaciones, la computadora y el celular han realizado una revolución.

No hace tanto, mandábamos una carta a Europa, y demoraba 15 días en llegar a las manos de nuestro destinatario.

Y eso era normal, lo aceptamos con tranquilidad.

Hoy enviamos un mensaje por el celular a nuestro ser querido en Europa, y si a la media hora no respondió, ya estamos muy preocupados.

Añoramos todo lo que perdimos y nos alucinamos con todo lo que ganamos.

Hoy la mayoría de las parejas se conocieron en las redes.

Personalmente a mis 70 años, trato de estar informado, de no quedarme en el tiempo, no perder la rueda dirían los ciclistas.

Aprender a los 70 es más fácil que a los 20.

Hay algo que es nuestro patrimonio, la experiencia, esa es la gran ventaja-

Nos hemos equivocado y aprendido de nuestros errores.

Evitamos golpearnos con gran naturalidad.

Antes había personas con una gran cultura general, así le llamábamos a las personas más instruidas, más educadas, de buenos modales, bien hablados.

Ahora hay personas que saben googlear, que están muy conectadas, o tienen cientos de miles de seguidores.

Conocí hace pocos meses, a un matrimonio joven que ambos tienen trabajo, que cumplen un horario bastante extenso, que ganan poco, pero me decían que son privilegiados.

¿Porqué privilegiados si les cuesta mucho administrarse para llegar a fin de mes?

Porque trabajan uno en cada computadora en su casa.

Marcan tarjeta, están virtualmente en contacto permanente en sus horarios de trabajo con sus respectivos jefes.

Contentos que no gastan en boletos de ómnibus para ir a trabajar.

Felices de abaratar en la comida, porque se pueden cocinar.

Permanentemente están aplicando en otros posibles trabajos, que es su única posibilidad de mejorar sus ingresos.

Mi primer trabajito de casi niño, era ayudar al lechero en su reparto, en un carro tirado por caballo, casa por casa, con aquellas botellas de vidrio grueso y una tapa de aluminio. Las señoras, nos dejaban el envase afuera de su puerta de entrada y debajo de la botella, el billete de un peso, que nadie se robaba.

¿Se imaginan hoy en Montevideo, ver un carro tirado a caballo con dos jovencitos subidos atrás repartiendo leche?

Hoy con un celular, no necesitas salir de tu casa por el resto de tu vida.

¿Hasta dónde vamos a llegar?

La Inteligencia Artificial ya está entre nosotros, hoy no hay secretos y un audio que se escapa, puede cambiarte la vida, para bien o para mal.

Ya no podemos decir aquellos piropos que enrojecen a las damas.

Muchos de ellos, terminaron en parejas, matrimonios, hijos… FAMILIAS.

Hoy te dicen que tienen miles de amigos en Facebook. ¿Amigos?

Nosotros hacíamos un culto de la amistad, eran pocos, pero para toda la vida.

Los más veteranos no debemos vivir de los recuerdos, pero que lindo es no olvidarse de todo lo que vivimos sin celular, fue maravilloso.

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