Hoy es un tema recurrente, la continuidad o no de Diego Alonso al frente de la selección celeste luego de rotundo fracaso.

Alonso llegó en forma sorpresiva para muchos, con la caída del Maestro Tabárez luego de un proceso de 15 años al frente de la selección.

En los cuatro partidos de las eliminatorias los resultados fueron favorables y clasificó para el Mundial.

Hoy quien dice que con Tabárez igualmente se clasificaba, ya que le quedaban los partidos ganables por jugar.

Nosotros respetuosamente creemos que Diego Alonso tuvo su gran oportunidad y la desperdició.

Además, no compartimos los argumentos que están dando vuelta para mantenerlo en su cargo.

Dicen que era su primer mundial, que cometió errores y que seguramente en una nueva oportunidad no cometería los mismos.

Eso es realmente una excusa lamentable, con ese argumento, están diciendo que se equivocaron en llevar a un técnico sin experiencia mundialista.

Alonso no cometió errores, simplemente tuvo horrores que no cometería un principiante.

Llegó con la aureola de ser un “gran motivador”, que era lo que le faltaba a Tabárez.

Pero nadie se percató que Diego Alonso siempre fue un “Vende Humo”, incluso en toda su carrera como jugador.

Gran propulsor del marketing, hábil declarante, dominador de la prensa deportiva, amigo de muchos periodistas que hoy no lo critican por justamente su amistad con él.

Alonso formó mal el plantel de 26 jugadores, manipulado por contratistas y representantes.

Llevó jugadores lesionados que sabía no podrían jugar un solo partido aunque llegáramos a la final.

Premió veteranos jugadores que no estaban con un estado físico ideal para un mundial.

Protegió a jugadores como Godín, incluso cambiándolo de puesto, y armando todo el equipo para que no tuviera que tener duelos individuales a velocidad.

Fue muy timorato, creyendo que con un empate en el primer partido con Corea, estaría conforme, haciéndose eco que no había que perder, cuando se le podía ganar sólo si se hubiera tenido la actitud y el objetivo.

De igual manera salió a jugarle a Portugal, con línea de cinco zagueros y nos llevamos una derrota.

Y recién en el último encuentro frente a Ghana fueron los jugadores que impusieron otra formación y otra disposición. Declaraciones previas de Giménez y Cavani luego de la derrota con Portugal pusieron la alerta y desde ahí Alonso perdió autoridad.

“Salimos a no perder” dijo Giménez.

“Pregúntale a Alonso” dijo Cavani ante la pregunta de un periodista por qué no se jugaba al ataque.

Y ahí se pudo ver otra disposición colectiva que nos dio la posibilidad de ver por primera vez en el Mundial al Uruguay posible.

No poner a De Arrascaeta fue poco creíble.

Poner a Pellistri a marcar como un lateral es demencial.

Poner a Darwin Núñez (que fracasó en este mundial) por la banda, apretado contra la raya y ayudando a los carrileros es estúpido.

Reitero, contratistas y representantes hicieron su trabajito y lograron que algunos jugadores estuvieran en el mundial y que otros quedaron afuera.

Sus fracasos anteriores han sido notorios, en Peñarol, Miami y hasta en México, donde tuvo buenos pasajes.

Mucha pinta, trajes, corbatas, zapatos de cuero de punta, y mucho marketing, pero por responsabilidad directa y única de Alonso fracasamos en un mundial accesible.

Los dirigentes están locos si renuevan un contrato con Diego Alonso.

Nos van a condenar a que un discípulo favorito de Rivas siga vendiendo humo…

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