Hoy es un día muy especial para mí, estamos cumpliendo 25 años desde que fundamos el semanario El Bocón.

Se nos fue volando, aunque les parezca increíble. Recorrimos un camino tremendamente difícil, que puso a prueba muchas cosas, especialmente el aprender a soportar con valentía las múltiples agresiones sufridas por parte del sistema, que no acepta nuestra postura periodística.

Hemos enfrentado 88 veces denuncias por presuntos delitos de difamación e injurias, que superamos con entereza.

Vida

Con muchas dificultades financieras, nos tuvimos que ingeniar para poder seguir adelante en muchas etapas de estos 25 años.

Hay muchísima gente que nos reconoce, que entendió el mensaje, otros no lo entendieron, y otros se vieron atacados por nosotros, y lógicamente no nos quieren nada.

Somos un medio del interior, y sufrimos una clara y dura discriminación desde la capital. Orgullosamente, somos el único medio gráfico del interior de la historia, que ha logrado ingresar masivamente a la distribución y venta de nuestros ejemplares en Montevideo.

Eso no es poco, es historia pura, no fue fácil, hicimos más de un intento en estar en la distribución de la capital.

“Cachete” Espert me apoyó y me demostró que tuvo códigos, ya que en muchas oportunidades algunos poderosos lo llamaron para pedirle que no distribuya más El Bocón en la capital.

Cachete” es un señor, no hace falta firmar nada con él, si te da la mano, es su compromiso y lo cumple.

Un capítulo aparte han sido los 88 juicios penales que he sufrido.

La gente no se da cuenta que un juicio por difamación o injurias, es la posibilidad de ir a una audiencia, y no volver a tu casa, ir directamente a la cárcel. Nadie puede imaginar lo que ocurre en la interna de mi familia cuando llega un nuevo cedulón citándonos a una audiencia. Por más que pasan los juicios, los nervios son los mismos.

Muchas veces, el miedo que el juez o la jueza antes, o ahora el fiscal, tengan alguna animosidad con nuestro semanario, está latente.

No puedo dejar de reconocer al Abogado Julio Serrón de Minas, que nos defendió en más de 40 juicios.

A los doctores Carlos Colmenero y Enrique Erramouspe, que en nuestra última comparecencia en Montevideo, lograron demostrar una inocencia clara, gracias a su experiencia, y seguridad en todas las instancias.

Me ha costado mucho la expansión de nuestro semanario en todo el país, porque lo he hecho en forma artesanal.

Nunca me resolví por buscar un crecimiento empresarial, preferí mantenerme unipersonal, siempre me dije:

 “Voy a hacer todo lo que mi cuerpo y mi cabeza me permitan hacer”.

Algunas personas me fallaron, y por eso me fui poniendo rebelde en trabajar con gente. Mi amigo Omar Gutiérrez, ya veteranos los dos, me decía que no me agrande, y me contaba sus tristes experiencias con empleados.

Hoy mismo me preguntaba en solitario… ¿Tengo derecho a pensar en el futuro a los 67 años y con un desgaste de 25 años?

Y bueno, derecho tengo, ¿Ganas? ¿Fuerza? ¿Coraje? ¿Permiso de la Familia?

También estamos transitando una muy especial circunstancia con la emergencia sanitaria, donde todos se han visto perjudicados de una u otra manera.

Muchos suscriptores de toda la vida nos dicen con mucha pena, que van a cortar hasta que la cosa mejore.

El desempleo, los cierres de comercios y empresas, los bajos salarios.

Tengo claro que no me voy a jubilar, que voy a terminar esta primera vida trabajando, creando, emprendiendo.

Dios me ha amparado en su misericordia, cuando tuve un derrame cerebral, y el señor de barba siempre me enseña el camino para que yo, que soy muy vehemente, no me dé un porrazo.

Algunas veces pensé en el retiro.

Lo primero que me viene a la cabeza, es la cifra de mi miserable jubilación, que me gané en más de 40 años de aportes.

Y lo segundo, es que no me veo sentado mirando cómo pasa el tiempo.

Quizás me veo, sentado frente a un micrófono de alguna radio, mi gran pasión desde que comencé hace 48 años en Radio Sport.

Pero, siempre termino igual, mientras pienso en el retiro, también pienso en nuevos desafíos, en otras metas, y ya me olvido de la edad, de los dolores en las piernas; y arranco a emprender nuevamente.

La energía está intacta, y hay mucho por hacer, yo diría que aquella frase del capataz de la estancia de mi abuelo en Daymán sobre la ruta 3 entre Paysandú y Salto me viene al pelo…

“Mis hazañas ya están hechas”.

Sin embargo, aún me animo a seguir jugando recostado a los dos zagueros, corriendo poquito, a pura experiencia, haciendo que los más jóvenes utilicen sus piernas, y yo usar un poco más la cabeza.

Lo mejor está por venir, a todos aquellos que han comprado El Bocón en alguna oportunidad, un millón de gracias, son ustedes los que hicieron el milagro de llegar hoy a cumplir 25 años.